¿Ha llegado el momento de perderle el miedo a la copa menstrual? No sé si estás familiariza con ella o si ya la usas. Sea como sea tu caso vamos a comprobar si este método de higiene para la mujer es el mejor o no del mercado.
Nuestras madres nos enseñaron a usar las compresas desde el primer día. Dependiendo de tu educación o de tu generación puede que hasta incluso te haya enseñado a usar los tampones.
¿Qué pasa con la copa menstrual?
Hay que reconocer que no hay muchos anuncios de copas en la tele, por lo que lo más probable es que hayas oído hablar de ella a través de una amiga, de una prima o de tu hermana. Seguramente, en Instagram sí que te habrás topado con más anuncios de ella.
A diferencia de otros productos, la copa menstrual es más higiénica (la puedes cambiar cada 12 horas) y es mejor para el medio ambiente (no se desecha con cada uso y dura 10 años).
A muchas mujeres les va genial con ella, pero debemos decir que también hay pequeños casos en los que a un porcentaje de mujeres les ha dado alergia, han experimentado dolor o han tenido el TSS (Síndrome de Shock Tóxico). Pero estos efectos secundarios se ha dado en muy pocos casos, por lo que los expertos recomiendan su uso sin problema, ya que con los tampones ocurren los mismos casos.
Mi experiencia personal
Yo me topé con ella allá por el 2012, cuando una compañera de trabajo lo comentó por primera vez en Facebook. Lo había usado y estaba encantada. Adjuntó un artículo donde se explicaba su uso y la duración de la copa.
Hasta el 2015 no me lancé a probarla, porque no encontraba más casos conocidos que la hubiesen probado. Reconozco que la primera vez que me lancé a comprarla solo pude elegir entre dos modelos, los únicos que tenían en la herboristería y fue un mundo para mi aprender a ponérmela. Lo intenté un par de meses, pero fue en desastre y desistí.
El año pasado me compré otro modelo, porque mi hermana que lleva varios años usándola me dijo que había probado tres modelos diferentes y que en la tercera había encontrado la copa que le iba bien.
Y he de decir que al fin he conseguido lo que quería. He dejado las compresas y los tampones. Con cada uso adquiero más práctica y no puedo estar más contenta. Es como no llevar nada. No se nota y además, dejas de oler. Sí, lo del olor ha sido una cosa sorprendente. No tienes que ir todo el día con el kit de tampones y compresas a cuestas.
Si has decidido probarla y tienes dudas, no te cortes en preguntarnos lo que quieras saber. No somos expertas en la materia, pero sí práctica.
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